The Armies of those i love y One side will have to go son los dos nuevos libros de artista de David Mondedeu. David es un artista que yo calificaría de silencioso, apartado de alguna manera del circuito del Arte, por su forma tan exigente y radical de trabajar y compartir su trabajo. Sus obras son tiradas únicas o muy confidenciales. En este caso, uno solo para The Armies, 10 copias para One side will have to go. Trabaja siempre con fotograbados polímeros, una técnica que añade a la obra, a mi modo de ver, un elemento poético muy importante, una vibración del aire que lo envuelve.
Y es que esta obra tiene mucho que ver con la poesía. No solo en su titulo, sacado en este caso de la obra de Walt Whitman ‘ I sing the body electric’.
I sing the body electric,
The armies of those I love engirth me and I engirth them,
They will not let me off till I go with them, respond to them,
And discorrupt them, and charge them full with the charge of the soul.
Las 64 imágenes de The Armies of those i love, (su obra más larga hasta hoy), no nos dejan intactos, nos acompañan mostrándonos el fuerte anhelo del hombre en ser más que lo que se le ofrece, lo que toma cuerpo en el.
Estas fotografías, sacadas en Nepal, nos hablan del tiempo que pasa, y de lo que nos apresa, de la soledad. En ellas aparecen relojes, ataduras y cárceles, jaulas que nos rodean y envuelven en cada paso de la vida como una trama. La muerte está presente en la condición del hombre, y aquí se materializa su imagen en diversas formas, tanto mentales como físicas. En la lenta erosión de las estatuas, en la caída vertical, en las marcas formales o geométricas, en la aceptación silenciosa del destino y el fluir del tiempo.
¿Que atan estas cuerdas, todos estos nudos? ¿Encierran al hombre estas barras? Los símbolos de lo que nos ata son muchos aquí, cadenas y candados, pero no pueden impedir el paso de la luz, la mirada más allá de lo visible, los sueños. Las ‘almas’ que fotografía Mondedeu llevan en su mirada una carga, un dolor, quizá la marca de un destino del cual no pueden escapar. Todo aquí sin embargo nos conduce hacia la luz, hacia la posibilidad de una redención.
Si consideramos este libro como una meta en el trabajo de Mondedeu, por su importancia, su delicadeza y simbolismo, yo veo en estas fotografías un camino hacia una liberación. Las formas geométricas, la cruz, la trama tan presente aquí, me parecen la metáfora de una búsqueda que le lleva a Mondedeu a desprenderse de una narrativa que podríamos llamar ‘emocional’, para llegar en One side will have to go, a un juego entre luz y oscuridad. Una narrativa no menos densa, (el aire aquí también se carga de significado) pero si desprendida de memoria y recuerdos. El tiempo sigue pasando, la muerte sigue anunciada en el reloj, pero el bellísimo baile es un dialogo tanto como una lucha. Una de las dos, oscuridad o luz, tendrá que marcharse, nos dice Mondedeu en el titulo. Sin embargo la belleza está en el canto , en como se responden los opuestos, en la riqueza del abrazo. Uno no existe sin el otro, y los grises se hacen más bellos. En este duelo desarmado, si conocemos bien el trabajo anterior de Mondedeu, está la esencia de su obra, el silencio más expresivo. De la noche nace el día.
Si os hablo hoy de estos dos libros con una sola fotografía es porque van a estar muy pronto en la biblioteca del Museo San Telmo gracias a la donación que va a hacer David Mondedeu a la biblioteca. De esta forma, estarán visibles y al alcance de todos, para disfrute de quien quiera acercarse allí a verlos. Es un gesto excepcional y muy generoso, y desde aquí le doy mi agradecimiento, de todo corazón. Espero que pronto le veamos por aquí.
Los que estáis en Madrid podéis ver obra suya en Ivory Press, donde además estarán algunas copias de One side will have to go allí a la venta. Por lo demás, en el Reina Sofia, el Museum of fine art de Houston, el Victoria&Albert Museum, y algún otro museo por el mundo.