Hereafter. Federico Clavarino. Skinnerboox.

Hereafter. Federico Clavarino. Skinnerboox, 2019

Tapa blanda. 30,5 x24 cm. Color y blanco y negro. 263 paginas.

Fotografías, Federico Clavarino y archivo familiar The Philips Family.

Edición, Federico Clavarino.

Diseño, Federico Clavarino, Tres Tipos Gráficos y Esther Madrazo.

Prepress, La Troupe.

Impresión y encuadernación, Industria Grafica SIZ, Italia.

Papel distinto para documentos escaneados y fotos de archivo.

Primera edición, 2019, Skinnerboox. Esta, edición limitada con copia original 10/10.

Varios meses lleva ya Hereafter en casa sin agotar el poder que conlleva una obra tan ambiciosa y cargada de historia(s). Federico Clavarino es, segun mi opinión, uno de los más interesantes e importantes autores de su generación, esa que surgió en BlankPaper y cambió en gran manera los modos de ver y hacer la fotografía, no solo en este país. Autor de libros sobresalientes como son Ukrania Pasport, Italia O Italia, La Vertigine o The Castle, Federico, de origen familiar italiano y británico maneja tanto la historia del Arte o de la fotografía, la narrativa o la Historia a secas.

El proyecto Herafter ganó una beca del premio Fotopress de la Caixa y fue expuesto antes de ser libro en su forma actual. Su base parte de la historia familiar de los abuelos de Federico, John y Mary Phillips, testigos y protagonistas del Imperio británico en el Oriente Medio y posteriormente de la caida del mismo imperio. Así encontramos en el libro archivos familiares, fotografías y documentos, que acompañan las propias fotografías del autor.

Hereafter es un libro grande, en forma y contenido. Más de 260 paginas ( de las más de 400 que contenía la primera maqueta), una multitud de fotografías organizadas en 5 capítulos geográficos. Es su proyecto más ambicioso y complejo, el que da voz a familiares muy cercanos y a la vez muestra un tiempo pasado y en muchas maneras derrotado. Eso hace de Herafter un trabajo apasionante y tan delicado.

Diría que la fotografía de Clavarino no es facil de apresar en su primera lectura. A menudo provoca más preguntas o enigmas que respuestas inmediatas. Apela al intelecto mas que al corazón, y sin embargo este trabajo contiene una carga personal, y por tanto intima y emocional, al tratarse de la historia familiar pasada por el prisma de la gran Historia ( él mismo cuenta que había que darse prisa ya que temía por la muerte de su abuela ). Cuando la historia familiar se entremezcla con la historia de un estado ( de un Imperio ) es delicada la linea a seguir. Clavarino toma su tiempo, algo tan presente en este libro, fotografiando con cámara de gran formato. El tiempo y la distancia parecen esenciales aquí, el tiempo metafórico y el que pasa entre los objetos familiares, atrapados en otra época. La distancia que le permite acercarse a los lugares donde han acontecido las historias narradas por sus familiares mas cercanos, pero también la necesaria para alejarse de un discurso que la Historia ha demostrado lleno de falsedades.

El libro es un viaje apasionante y profuso, quizás demasiado, dentro de la historia del siglo pasado, confusa y violenta, contradictoria y cruel, con la colonización, la codicia, el desprecio, vivida y transmitida en primera persona. Clavarino no oculta nada, todo transpira entre las conversaciones de sus familiares, entre los recuerdos y anecdotas de fiestas, comentarios de la vida cotidiana o incidentes con los nativos. La memoria de lo que fue o que recuerdan. Sus propias fotografías son la representación de los fantasmas de la memoria que siguen presentes en estos lugares.

Pasa el tiempo en Herafter, con sus colores pasados, en los documentos amarillos, en las huellas entre las piedras, pero la historia no se detiene con la nostalgia de un Imperio ya caido, de una juventud gloriosa. El libro nos atrapa entre la belleza melancólica de sus protagonistas, el fantástico archivo, las ausencias que adivinamos y la ferocidad de la historia del Imperio cuya huella en estos lugares parece imborrable ante la mirada de Clavarino. Es, seguro, un libro importante cuyo alcance todavía no he explorado completamente, pero al que me gusta volver y volver.

Os invito a leer la conversación entre Federico y Benedetta Casagrande en donde explica el proceso para llegar al libro impreso, aquí .

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Euskal Photo en Hondarribia

Que haya una feria como Euskal Photo por segunda vez en Hondarribia es una victoria a la vez que un lujo. Concretización del esfuerzo y enorme trabajo de Antonio Hurtado Zambrano, de Málaga y Álvaro del Val Tobalina, de Hondarribia, esta segunda edición, por lo que he podido ver y sentir de cerca, ha sido un éxito.

Pese a la ausencia inesperada de Chema Madoz, el cartel ha sido muy interesante. Una feria de este tipo es necesariamente plural y variada en sus temas y su público. Aquí hay mucho profesional y muchos «amateurs», miembros de bastantes Sociedades fotográficas, cercanas y no tanto, un público que, debo de reconocerlo, no sabemos siempre atraer desde nuestra visión ( o la mía ) más reducida de fotolibros de fotografía documental o de autor.

Pese a no haber podido estar en todas las charlas, debo de decir que he disfrutado mucho de las presentaciones, entre otras, de Sandra Balsells, Marina Reina o Eugenio Recuenco, magnífico sustituto de casi última hora tras la baja inesperada de Chema Madoz. Cada uno en un registro muy distinto y personal, ha ofrecido una ponencia muy enriquecedora.

Gervasio Sánchez, presente con una exposición sobre su trabajo en Sarajevo en la Plaza de Armas, ha disfrutado también de gran parte de los encuentros.

Novedad este año, Nagore Legarreta ha podido impartir un taller familiar y en euskera, de fotografía estenopéica. También la cena ofrecida en la sociedad Arrantzale Zaharren Elkartea ha sido un gran éxito, que espero se repetirá!

Solamente quiero agradecer y resaltar aquí los esfuerzos de muchos, así como la voluntad del ayuntamiento de Hondarribia en apoyar este evento. Mi agradecimiento tambien a Goio Uriarte por su colaboración. Espero, como espectadora y este año un poco más actora, que ese apoyo se vaya consolidando cada vez más para que la presencia de la fotografía crezca en Hondarribia.

Zorionak y larga vida a Euskal Photo!