


Emak Bakia, de Lander Rezola, Cuaderno de la Kursala nº86.
Fotografías, Lander Rezola.
Texto, La medida justa del oxígeno, Lara Moreno. Traducción Katie Whittemore.
Diseño underbau
Preimpresión, La Troupe. Impresión Brizzolis.
Publicado con motivo de la exposición «Emak Bakia» de Lander Rezola en la sala Kursala de la Universidad de Cádiz, comisariada por Jesús Micó. 2021
Llegó por fin Emak Bakia a casa, un objeto elegante y muy cuidado. Un libro preso de su estuche gris pero aflorando, como queriendo escapar.







Recuerdo las conversaciones en la biblioteca de San Telmo con Lander sobre como quería que fuera su libro, la encuadernación, el tamaño, el papel. Creo que estará muy satisfecho a la vista del resultado. Emak Bakia es un objeto sensible y delicado, a pesar de su aparentemente sólida cubierta.
La vulnerabilidad aflora de este libro, de su papel y tinta febríl. De entre el espacio inquietante, el aire enrarecido, las paredes que nos encarcelan. Emak Bakia es un grito sordo, un sonido apenas perceptible que acabamos identificando como el latido del corazón del autor.






«En su justa medida es la medida justa del oxígeno no quiero decir hipoxia cerebral ni enfisema en esta mañana casi fría como una traición que suena a ser cobarde o suena a alquitrán a nada sirve…»(Lara Moreno).
Escaso refugio es el hogar y sus límites cuando estos solo son el espejo que nos impide ver y nos retiene, desprovistos y solitarios, sin aliento y ciegos ante la belleza más allá de esos muros. La vraie vie est ailleurs dijo el poeta. La fotografía tiene quizá ese poder, el de dar voz al silencio, retratar el miedo, darle un cuerpo y nombrarlo. Romper muros y deshacer el miedo. En este caso lo tiene, y bello es este camino.




Emak Bakia ha visto el día, ha respirado el aire fuera de esos muros venenosos, ha sido objeto de una exposición en la Kursala de Cádiz. Zorionak, Lander, espero verte pronto en San Telmo de nuevo con tu libro, el nuestro.