The end of a season, o la vuelta de París.

Recién llegada y apenas vaciada la maleta me pongo a escribir estas primeras impresiones. Poder haber ido a París ya es motivo de fiesta y celebración, después de lo vivido durante casi 2 años. Seguramente todos los presentes allí habremos sentido lo mismo.

Así, desembarcar del tren y llegar a bordo del Concorde Atlantique ha sido muy emocionante, aún con mascarilla y cierta prudencia y cautela de mi parte.

El viaje a París en noviembre significa encontrarse con aquellos que compartimos el amor por el fotolibro y la fotografía, una familia variopinta con parientes cercanos y otros lejanos. Esta familia va agrandándose con los años, aunque inevitablemente no puedan estar todos sus miembros en Paris Photo. Amigos autores, editores, libreros o coleccionistas, todos intentamos encontrarnos allí. Y ver libros y buena fotografía.

Esta edición no ha fallado, y París estaba preciosa, con sol o cielo gris. Pero había cambios. El Palais Ephemère, enorme carpa de lujo detrás de la torre Eiffel, albergaba la flor y nata de las galerias internacionales con sus mejores galas, mientras en el Grand Palais se restaura la enorme vidriera y sus oros. Offprint, habitualmente en la gran sala de la Ecole des Beaux Arts, proponía este año un recorrido entre varios espacios. Muy atractivo, pero que en la realidad, por lo menos para mi, ha resultado imposible. Demasiado que ver, demasiado poco tiempo. Horarios incompatibles, actividades multiples, trayectos largos, París es también renunciar, desgraciadamente. Intento combatir mi estado de ansiedad por no poder ver todo, este año creo que lo he logrado, aún sabiendo que han quedado muchas cosas lejos de mi vista. Tant pis!

Paris Photo también es el off, con Photo Saint Germain, el Salon Approche con sus 15 galerías, el salon Vintage, con visita obligada a los amigos Clément, del Plac’Art, y Claude Lemaire de L’Ascenseur Végétal. Además de innumerables exposiciones en Beaubourg, Fondation Cartier-Bresson, la MEP, o la recién estrenada Bourse du Commerce, con la colección Pinault. De las charlas en el Palais solo he podido escuchar una y brievemente desgraciadamente, sobre la presencia de las mujeres en el fotolibro, a la vez que se daban los premios Aperture al mejor fotolibro del año en un pasillo abarrotado. Los premios de este año, que anuncié mal en facebook, por los nervios y el ambiente ruidoso, han sido estos:

Mejor primer libro, Untitled, de Sasha Phyars-Burgess, publicado por Capricious.

Mejor libro del año, The Banda journal, de Muhammad Fadli y Fatris MF

Mejor catálogo del año, What they saw: Historical photobooks by Women, 1843-1999, de Russet Lederman y Olga Yatskevich, de 10×10 Photobooks

Mención especial del jurado, Amma, de Vasantha Yogananthan, Chose Commune.

Estos dos últimos se van a poder ver muy próximamente en San Telmo. No conocía los dos otros, lo reconozco. The Banda Journal todavía no está distribuido fuera de Indonesia…

No se pueden tener todos los libros, y yo me hago mayor. Tendré que ser más selectiva. Quizá no sea el mismo entusiasmo, a pesar de conservar la misma curiosidad. He visto muchos libros este año, en mi opinión personal algunos muy buenos, pocos extraordinarios, bastantes ya conocidos. La crisis del Covid ha provocado penuria del papel, subidas de precio, retrasos en la impresión, dificultades para todo el sector. Pero tanto en el Palais como en el barco he visto mucho público y espero que las ventas hayan sido buenas para todos.

Sin querer hacer aquí un listado largo de nombres, diré que es una fiesta ver a Montse e Israel de Anómalas, a Sonia y todo el equipo de Dalpine, a Jon Cazenave firmar por fin Galerna en Paris! A Andrea Copetti del Tipi, a los chicos de Phree, a Hannah Darabi, Miguel Leache, Yumi Goto, Thibault Tourmente, Paula Anta, Russet Lederman, David Solo, Christer Ek, Daria Tuminas, Rui Ribeiral, a Anna Planas de Delpire … Escuchar con un nudo en la garganta a Michael Ackerman en su video sobre su hija en el Jeu de Paume, charlar con Gabrielle Duplantier y Stephane Charpentier, conocer por fin a Miri Rosen! Compartir tiempo con Patrick Maille, y que Raymond Meeks se vaya con un ejemplar de Novis Corpus después de un desayuno conjunto…

Todo eso no tiene precio, y es energía para los meses de invierno. Hacer planes para San Telmo y soñar en lo que podría llegar. París es una fiesta, traer una maleta de libros es traer un poco de la fiesta aquí .

No ha acabado el año, en breve vendrá a San Telmo Laura Carrascosa Vela. Llegarán las listas de mejores del año y los balances de 2021. Y más libros. Seguimos!

Novis Corpus, 48 photographes européens confinés/ 48 fotógrafos europeos confinados.

Es la primera vez que hablo aquí de un libro que aún no está impreso, como es la primera vez que hablo de un libro en el que he participado. Para todo hay una primera vez.

Novis Corpus, un libro colectivo, nació en las redes un día del pasado marzo de la idea de Teresa Uzeda, fotógrafa generosa y apasionada, a los pocos días de empezar el confinamiento en el que seguimos hoy, encerrados en nuestras casas. Que esté hoy a punto de materializarse en forma de libro es una batalla ganada contra el virus y el aislamiento.

Este proyecto fue fruto de la voluntad de expresar y compartir las sensaciones de incertidumbre e impotencia en las que nos veíamos envueltos, cada uno por nuestro lado. La llamada de Teresa tuvo una pronta respuesta y 48 fotógrafas y fotógrafos de muy diversos horizontes, España, Francia, Italia y Belgica, se unieron para dar vida a un libro en urgencia.

Cada cual vive como puede este momento, desde su confinamiento en soledad o acompañado. Este tiempo nos deja a todos con pocas defensas ante lo que no conocemos, una amenaza silenciosa que pesa sobre toda la población.

Ser parte de este trabajo ha sido para mi una bendición, la oportunidad de ser más que un simple cuerpo aislado en un momento difícil. El organismo nuevo, Novis Corpus, titulo en latín propuesto por Patrick Maille, tenía más fuerza y cobraba significado ante una pérdida de realidad y confianza en lo que es nuestra cotidianidad. Al fin y al cabo, el virus nos pone a todos ante una pared de dudas y desasosiego, miedos por los que más queremos o por que caiga lo que hasta hoy teníamos por certero.

Las más de 96 fotografías en blanco y negro que recibimos Teresa, Francisco Llop Valero, Christophe Le Toquin y yo, reunidos desde nuestra lejanía para ayudar a dar forma al libro, son material sensible, un nuevo cuerpo frágil y fuerte al vez, una voz muda de sombras oscuras, y también de luz.

En ellas aparecen sin filtros nuestras más intimas sensaciones y emociones, los rincones más sombríos de nuestras casas y nuestras vidas, o los anhelos más fuertes por una mayor claridad.

Un amigo al verlas me dijo algo que no había reparado hasta ahora, él se sentía un voyeur al descubrir lo más personal de cada uno de los 48, su intimidad cotidiana, desnuda y sin mentira. Lo que no mostramos nunca, o guardamos secretamente entre cuatro paredes.

Y es que estas fotos nos delatan, dicen mucho de lo que somos cuando estamos frente a nosotros mismos. El nuevo cuerpo es una larga suite de oscuridades, de gritos y silencios, de búsqueda de luz, de ventanas y manos inseguras queriendo proteger a los más frágiles y cercanos. Cuando todo esto haya pasado y sigamos con nuestras vidas, quedará esta huella indeleble.

Teresa Uzeda ha creado algo mas grande que su primera idea, generosa y vital. Desde aquí le doy las gracias, así como a Paco Llop y Christophe Le Toquín, infatigables compañeros de viaje, a Sadreddine Arezki por su bello texto, a los 45 otros participantes por haber mandado estas fotografías, por vuestra confianza total.

Es muy importante añadir lo que ha sido un planteamiento de todos desde el primer momento: la recuadación de la venta de este libro irá íntegramente al personal sanitario, a los que están trabajando día a día para salvar a los enfermos.

Novis Corpus es autofinanciado y autopublicado.

Las fotografías aparecen aquí en orden aleatorio, sin seguir la secuencia del libro.

Novis Corpus.

116 paginas, formato A5.

Cubierta blanda mate. 

Ilustración cubierta y contra cubierta Michel Lauricella.

Texto Sadreddine Arezki.

Traducción Lucía Boscà Gómez

Papel Gardapat Klassica 130gr.

Imprenta CG, Valencia.

Edición Teresa Uzeda, Gabriela Cendoya Bergareche

Apoyo logístico y técnico, Christophe Le Toquin y Francisco Llop Valero

Tirada 500. Abril 2020.

Muchas gracias a Blas y Brais González por el video y la música original:

El libro ya está en pre venta a 12 euros mas 5 de porte, se puede conseguir escribiendo un mail aquí:

librocuarentena@gmail.com

Los autores:

Marie Geneviève Alquier

Pascal Anders

Brigitte Bauer

Christopher de Béthune

Miguel Ángel Blanco

Alex Bocchetto

Cristina Brea Lodeiro

Rocío Bueno

Cristiano Buffa

Gabriela Cendoya Bergareche

Pierre Defaix

Serge Elissalde

Pía Elizondo 

Emmanuelle Gabory

Anna Galí

Alfonso Gómez

Ramiro Gomez

Amaia González

Blas González

Héctor Jácome

Katarina Johnson

Lu Lantana

Christophe Le Toquin

Francisco Llop Valero

Alex Llovet

Juan López

Patrick Maille

Paco Martí

María Martínez Artola

Jeanne Minier

Oriol Miñarro

Roberto Morales

Antonio Moreno

José Luis Moreno

Aitziber Orkolaga

Pako Pimienta

Annakarin Quinto

Paco Ramos

David Salcedo

Luis Salinas

Antonio Segura

Marc Tallec

Paco Tamayo

Rafael Tanaka Monzó

Joan Teixidor

Teresa Uzeda

Pierre de Vallombreuse

Joël Van Audenhaege

8 de marzo 2018. The Fall. Pía Elizondo.

The Fall. Pía Elizondo. Autoeditado. 2017.

 

Sin cubierta, hojas sueltas, reunidas con banda obi. 40x20cm. Blanco y negro. 60 paginas.

Fotografías, Pía Elizondo.

Texto en inglés.

1° edición, Pía Elizondo. 2017.

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Pía Elizondo es una artista mexicana ( México, 1963 ). Autodidacta, se dedica a la fotografía desde el año 1987. Vive en París desde el año 2003. Participa en la agencia VU, que ha presentado este trabajo en su galería recientemente.

The Fall es un trabajo nacido en el momento de la caída de Aleppo, o justo después, en enero de 2017. Pía fotografía la pantalla del ordenador, en planos cerrados de videos de Youtube o otras paginas de Internet.

Hecha de imágenes subjetivas pasadas por varios filtros, cámaras y puntos de vista, la secuencia que nos presenta Pía Elizondo es a la vez violenta y distanciada, una representación de cómo desde lejos percibimos la guerra. El resultado es tanto duro como a ratos bello o poético, una evocación velada o ensoñadora, acentuada por la falta de nitidez de la imagen de la pantalla. No es la guerra, es la imagen fotográfica de una ciudad abatida y fantasmagórica que nos muestra Pía .

Aleppo cae, y solo nos llegan sus sombras. Arboles, siluetas humanas, fragmentos de cuerpos, nubes de polvo o pólvora, edificios derruidos. Una imagen tamizada y muda. Vemos estas imágenes sin oír sus voces, sin responder a la mirada del niño mirando a la cámara. Lejos de nosotros ha caído Aleppo. The Fall, sin palabras, pero tan elocuente.

 

 

 

Dejo aquí un video de un encuentro entre Pía Elizondo y Mònica Roselló de junio 2017, en la Virreina.

 

16 de septiembre 2017. La gravetat del lloc. Israel Ariño.

La gravetat del lloc. Israel Ariño. Ediciones Anómalas. 2017.

Tapa blanda, en estuche. 34×22 cm. 120 paginas. Blanco y negro.

Fotografías, Israel Ariño.

Texto en catalán, castellano , francés e inglés, Pere Jaume.

Concepto gráfico y diseño, Underbau.

Fotograbado y preimpresión, Eduardo Nave.

Impresión, Brizzolis.

1° edición, tirada 1500. Ediciones Anómalas, Domaine de Kerguéhennec. 2017.

Ha salido hace unos meses ya el nuevo libro de Israel Ariño, después de una residencia del artista en el Domaine de Kerguéhennec en Bretaña, en octubre y noviembre de 2016.

Ariño  ( Barcelona, 1974 ) es un fotógrafo silencioso, poético y misterioso. Ya sus libros anteriores ( Le nom qui efface la couleur, Atlas, Terra Incognita… todos con Ediciones Anómalas ) a menudo describían espacios o lugares entre el sueño y la realidad. Lugares que contienen una memoria , una presencia secreta, dulce o inquietante.

La Gravetat del lloc transcurre la mayor parte del tiempo en la oscuridad, o semi oscuridad. Las imágenes apenas aparecen,  tardan y les cuesta revelarse y extraerse del blanco de la pagina, como cuando en la noche oscura necesitamos tiempo para aclimatar la vista y vislumbrar por fin lo que nos rodea. Del papel, tan suave y mate, salen a la superficie estas imágenes y no sabemos bien si las estamos soñando. De percepción se trata aquí, ( empezando por la cubierta que nos recuerda el grano de la piel ), de tacto y de sentido.

El Domaine de Kerguéhennec es una gran propiedad, centro de arte contemporáneo, con un magnífico parque de esculturas, entre ellas unas de Richard Long o Ian Hamilton Finlay. Un lugar del que se han apoderado los artistas, cargado de memoria, de historia y de historias.

Puede un lugar pesar físicamente en nuestras vidas? Como nos afecta ese espacio, ese aire, esa oscuridad?  El camino por el que nos lleva Israel abre puertas a la imaginación, cuando la noche nos envuelve y la realidad se borra . Entonces perdemos el equilibrio y la razón.

«El día es bello, la noche es sublime» , con esta cita de Kant nos presenta su trabajo Ariño. La noche es misteriosa y poética, inquietante y profunda a la vez que delicada y sensual, ensoñadora.  Es cuando El lloc, ese lugar cuya «esencia es pesar en el mundo»como nos dice Pere Jaume, aparece como un espacio inmaterial, onírico y secreto tras sus puertas, en un umbral casi transparente, etéreo.

La fotografía de Ariño es aquí apenas una huella, una aparición entre las páginas en blanco, haciendo de velo, tan fina y delicada que podría desaparecer en cualquier momento, como un sueño o un fantasma, entre cada respiración.

La gravetat del lloc es todo entero, forma y contenido,  una manera de hacernos ver lo inefable, un intento de retener la magia de un lugar, su origen, su memoria, su materialidad, en un instante que nos escapa.

El lugar que recorre Israel en la oscuridad está cargado de misterio y de historias reales y soñadas. Las propias de Israel, sus recuerdos, sus miedos, sus deseos mas secretos afloran en la superficie delicada del papel. Ingrávidas pero para siempre marcadas en la gravedad de este lugar mágico.

Este trabajo está actualmente expuesto en la galeria VU de Paris.

 

5 de agosto 2017, infancias. Haus hof land, Brigitte Bauer. Ser de la Cala, Gerard Boyer.

 

Haus Hof Land, Brigitte Bauer. Analogues . 2017

Tapa dura. 21×21 cm. Color ( una foto en blanco y negro). 72 paginas. Texto en hoja separada, alemán y francés.

Fotografías, Brigitte Bauer.

Concepción gráfica, Charlotte Devanz. Fotograbado, Terre Neuve, Arlés.

Impresión, Horizon, Gémenos.

Analogues, Arlés. Junio 2017.

Tirada 600.  Esta edición, firmada, con 3 postales.

 

Ser de la Cala, Gerard Boyer. Fuego Books. 2017

Sin tapa, con camisa, tapa blanda. 32×22,5cm. 64 paginas, color.

Texto, en papel distinto, Josep Pla, 1956. En catalán, español e inglés.

Fotografías, Gerard Boyer Ballesteros.

Concepto, edición y diseño, Gerard Boyer, Ignasi López, Román Yñán.

Dirección artística, Ignasi López, Román Yñán.

Impresión, CeGe.

Tirada 500. Firmado.

Fuego Books. 2017.

 

 

 

Hoy dos libros muy distintos y de procedencia casi opuesta, pero que nos llevan los dos al territorio de la infancia.

Brigitte Bauer es una fotógrafa de origen alemán (1959, Schwabniederhofen, Alemania) , aunque vive y trabaja en Arlés desde 1987. Es profesora de fotografía en la escuela de Bellas Artes de Nîmes. Ha publicado ya varios libros. En D’Allemagne, ( Ed. Images en manoeuvres, 2003 ), ya rememoraba su juventud alemana.

Gerard Boyer, (1974, L’Ametlla de Mar), vive en Tarragona. Ser de La Cala es su primera publicación en solitario, después de su participación a Ourobouro, Códice para un hilo circular, publicado por La Kursala en 2014.

Dos libros muy distintos, decía. Uno nos lleva al norte, a la fría Alemania y sus inviernos nevados, otro a la soleada y marítima Tarragona. Los dos sin embargo nos hablan de la infancia y sus recuerdos, ligados a un lugar preciso.

El tratamiento es bien distinto también, mas conceptual en el caso de Gerard, donde los recuerdos se mezclan con fotografías actuales con un diseño que nos hace reflexionar sobre el tiempo pasado  y nuestra propia memoria.

Brigitte nos presenta un muy bonito libro cuadrado y mullido, como eran ( siguen siendo ) los libros para niños. Haus Hof Land es casa, granja, tierra. Hogar, y a su vez  país, que tuvo que dejar por alguna razón. Los recuerdos de su infancia parecen mas melancólicos que los de Gerard, quizá por ser la vida mas austera en esa granja alemana, quizá porque era otra época, algo mas lejana. La mirada de esa niña vestida de domingo es un poco triste, para nada es el reflejo de una niñez despreocupada e inocente.

 

Son dos vidas muy distintas, pero los dos libros nos hablan de un lugar que nos ata a la infancia. Son espacios con límites, rodeados de objetos familiares, pequeños rituales. Juguetes, columpios, bicicletas, campos. Ir a pescar, ayudar en la granja. La infancia de Gerard parece alegre, feliz y despreocupada. Aunque según nos adentramos en su libro, este se hace mucho mas silencioso y aflora una nostalgia al recorrer caminos ya solitarios. La de Brigitte está ligada también a otro territorio, otro país, su desarraigo es mayor y nos habla de otra pérdida, otra frontera entre la infancia y la edad de adulto.

 

Las fiestas de cumpleaños se parecen en todos los sitios, pero el sentimiento que nos dejan las fotografías de Brigitte es, sutilmente, el de un mundo mas confinado y recluido, y la carreta que vemos aquí aparece como un símbolo de la voluntad de escapar y buscar otra vida.

 

 

Mas que las fotografias de Gerard y sus impresiones mas furtivas, las imágenes cuadradas de Brigitte nos remiten a momentos precisos, instantes que quedan marcados para siempre en nuestra memoria,  etapas de una vida pasada que sin embargo nos acompañan, con el recuerdo de las personas que lo protagonizan. La mirada de Brigitte describe otro lugar y otro tiempo, un espacio emocional e interiorizado. Apenas hay aquí palabras y sonidos, fuera de los de los acontecimientos externos, o de la televisión en la sala, cuando en el libro de Gerard podemos llegar a oir risas de niños, gritos de emoción…

 

Brigitte, de una manera que a mi me resulta conmovedora, añade las palabras que faltan en una lista separada: eclipse, hierba, vela,cumpleaños, establo, caracol, bosque , ventana, leiter, mädchen, spiegel, silence…

 

El tiempo pasa en las fotos de Gerard y deja huellas borrosas y amarillentas. Ya nada será lo que fue, por mucho que recorramos los mismos lugares. Durante ese camino los niños se han hecho hombres, y no hay vuelta atrás. La pérdida es parte de la vida, sin ella no podemos avanzar. Estos dos libros tan distintos, que reúno aquí por la gracia de un encuentro y desencuentro de Arlés, no hablan de otra cosa.

Los lugares de la infancia han hecho de nosotros lo que somos, para bien o para mal. Algunos los llevamos con nostalgia, otros luchan contra ellos a lo largo de su vida. Dos libros entrañables.

http://brigittebauer.fr/fra/serie_gd/haus-hof-land

http://brigittebauer.fr/fra/publications/haus-hof-land

http://www.lacritique.org/article-le-temps-balbutiant-des-images-d-enfance?var_mode=calcul

http://www.gerardboyer.info

http://www.fuegobooks.com/product/ser-de-la-cala

 

 

 

 

25 de julio 2017. Lowlands. Ester Vonplon.

Lowlands. Ester Vonplon. Iikki Books

 

 

Tapa dura. 22,5 x 33,5cm. Color y blanco y negro. 112 paginas.

Fotografías, Ester Vonplon.

Texto, en inglés y francés. Tipografía, Akkurat Std-Regular, diseño Laurenz Brunner.

Diseño sprflxgrfzm. Director de edición y publicación, Mathias Van Eecloo.

Papel Munken Print White 150gr. Impresión, Escourbiac, Graulhet, France.

1° edición. Tirada 500. 2017, Iikki Books

 

 

Esta publicación nueva de la fotógrafa suiza Ester Vonplon es la tercera de la joven editorial francesa Iikki, tres libros siempre con el mismo diseño y formato a la italiana. Los libros van acompañados en todos los casos de un disco, aunque aquí, a la diferencia del anterior Glestcherfahrt ( B. Frank Books ) de Vonplon, (visto ya aquí  https://gabrielacendoya.wordpress.com/2015/04/13/13-de-abril-2015/), esta vez se pueden adquirir por separado. Pero las propias paginas del libro nos remiten a la música, divididas entre las piezas musicales creadas por Taylor Dupree y Marcus Fisher para acompañar al trabajo de Ester, como las distintas caras de un disco. El trabajo es un dialogo entre imagen y sonido.

 

 

La fotógrafa sigue explorando el tema de los glaciares y su lenta desaparición, con el ultimo capitulo de una trilogía. He podido ver parte de este trabajo de cerca en Arlés, y sigo impresionada por la belleza triste de estas fotografías. Vonplon fue a Spitsbergen al borde del Artico en un gran velero para fotografiar el resultado del deshielo en verano de 2016.

 

Las fotografías que vemos aquí son un canto melancólico a un mundo que ya no será. El continente de hielo representa o representaba una reserva pura , un sueño entre azul y blanco. Con fotografías intervenidas,  unas tomadas desde el aire, otras a ras del agua, Ester Vonplon nos muestra una inevitable transformación, una lenta descomposición.

 

 

A ritmo lento aparecen grietas, cavidades, pequeños abismos en un movimiento hipnótico, el de mirar al mar. Un ritmo secreto y profundo, que en las fotografías de Vonplon se hace misterioso y romántico.

 

 

Aparece la tierra como una herida, una cicatriz cada vez mas abierta en el desierto glaciar y las texturas creadas por Vonplon se transforman en piel, arrugada o estremecida. Las bajas tierras baldías son sin embargo testigos del tiempo pasado. La blancura del Ártico encierra en ella una parte del origen del mundo, una pureza desaparecida, el secreto de la historia de nuestra humanidad. Yo veo los pedazos de hielo a la deriva como recuerdos de nuestra  memoria deshaciéndose para siempre.

Sin presencia humana, una planta, apenas el vuelo de alguna gaviota , las fotografías de Ester Vonplon son crepusculares. Hay en ellas mucha poesía, y una gran melancolía. Con temblorosos abismos o mar en calma, entre azules grises lavados o casi negro, Vonplon nos hace sentir la fragilidad de nuestra vida, la gran belleza de lo que parecía eterno, pero va desapareciendo inexorablemente. Es un canto conmovedor.

 

 

 

http://www.estervonplon.com/

 

https://www.iikki-books.com/iikki-003-lowlands

https://www.lensculture.com/articles/ester-vonplon-lowlands

La música de Taylor Deupree y Marcus Fisher compuesta para acompañar las fotografías.

 

Yo no puedo dejar de pensar en la «Sad eyed lady of the Lowlands» de Bob Dylan, así que os la dejo aquí tambien.

5 de abril 2017. Acre. Pino Musi.

Acre. Pino Musi. Gwin Zegal. 

 

Tapa blanda, estampada en caliente. 32,5x 24 cm. 112 paginas. Blanco y negro

Fotografías, Pino Musi.

Proyecto y concepto, Pino Musi, Jérôme Sother.

Texto en francés e inglés, Albert Quoi. Traducción, Simon Pleasance.

Diseño gráfico, Claire Schvartz. Encuadernación suiza.

Impreso en Grafiche dell’ Artiere, Bolonia.

Papel Artic Volume White 150 gr, cubierta Fedrigoni Ceylon Wasabi 350gr.

1° edición. Tirada 700.

Éditions Gwin Zegal. Guingamp, Francia. 2017.

 

Acre es el resultado de una residencia de varios meses en el centro de arte Gwin Zegal, en la Bretaña francesa. Pino Musi ( Salerno 1958 ), fotógrafo italiano afincado en Paris,  fue invitado en 2016 por el centro para realizar un proyecto en una región fundamentalmente agrícola, un campo que el italiano  pocas veces había tratado hasta ahora. Pino ha publicado muchos libros, casi siempre interesándose por la arquitectura y la forma.

 

 

Un acre es una medida antigua de terreno agrícola. Es también un olor fuerte y ácido, que puede ser mezcla de pesticida o estiércol, un olor que podemos encontrar en el campo de Côtes d’Armor en la Bretaña francesa.

Acre nos lleva por pequeñas carreteras y caminos de tierra entre explotaciones agrícolas y granjas, siempre atento a la estructura de sus edificios. Construcciones improbables de madera o chapa se apoyan en muros de piedras antiguas, entre maleza y arboles.  Un hábitat anacrónico que poco a poco se integra de manera mas formal a lo que es el núcleo de la explotación, a la actividad.

 

 

Aquí no hay paisajes sublimes, el campo es pobre y principalmente destinado a la ganadería. Es un paisaje que podría ser de otro tiempo, si no aparecieran edificios modernos, tanto viviendas como silos o grandes hangares, pruebas del crecimiento de la industria agroalimentaria, en detrimento de las pequeñas explotaciones familiares de antaño.

 

Pino Musi fija su mirada neutra en la arquitectura y la estructura , sin apenas fijarse en la  vida humana. Solo aparecen aquí furtivamente dos niños jugando, solitarios. Alguna vaca, algún automóvil son los únicos elementos  que nos pueden distraer de la forma geométrica, la manera en que los elementos configuran un espacio o identifican un territorio.

 

 

Desde lo mas rural hasta lo mas urbano de un territorio que sigue siendo agrícola, Acre dibuja una tierra de manera exhaustiva y muy bella, y a pesar de la aparente neutralidad de las imágenes,  nos traza un mapa tanto histórico como geográfico y arquitectural. Pino Musi, como a menudo en su trabajo, piensa en series y secuencias, visualizando el ritmo del libro desde el origen del proyecto. Su trabajo, nos dice Alexandre Quoi, evoca las fachadas frontales de Walker Evans  o más aún un acercamiento a Lewis Baltz. Se hace evidente el paso de lo rural de ayer a lo de mañana, dentro de la aparente uniformidad del espacio y los volúmenes. Preso entre lineas , encerrado en la estructura triangular de los tejados o atrapado en el fabuloso dibujo geométrico de un seto se encuentra un mundo frágil e incierto, donde el tiempo continúa su obra implacable, con unos preciosos tonos de grises.

 

 

Acre es también un objeto precioso, con un diseño muy cuidado y gran calidad de impresión. Pino Musi es un gran conocedor de la fotografía y del fotolibro. El anterior 08:08 Operating Theater auto editado en 2012, describía con precisión quirúrgica el espacio de una sala de operaciones, ya desierta después de una intervención. Acre, mudo y desierto, es también una disección precisa y detallada de un campo que poco a poco se transforma, pero encerrado quizás en su propia historia. El resultado es muy bello.

Como siempre, pido disculpas por la mala calidad de mis fotografías.

 

http://www.pinomusi.com

https://www.gwinzegal.com/edition.html

 

25 de febrero 2017. Éléments d’une typologie de l’urbanisation contemporaine d’un village français de deux mille huit cent trente neuf habitants. Volume 10. Christophe Le Toquin.

Éléments d’une typologie de l’urbanisation contemporaine d’un village français de deux mille huit cent trente neuf habitants. Volume 10. Christophe Le Toquin. Autoeditado.

 

Tapa blanda. 24 x 18 cm. 24 paginas. Blanco y negro.

Fotografías, Christophe Le Toquin. Texto en francés e inglés, Christophe Le Toquin. Traducción Danielle McNally.

1° edición, numerada y firmada. Tirada 2/50. Esta, una de las 10 primeras, con copia original firmada y numerada.

Autoeditado, febrero 2017.

 

Esta es la ultima entrega de la serie de Christophe sobre la urbanización de su pueblo, Noyers sur Cher, en el centro de Francia, y de la que ya he hablado aquí. Christophe nos cuenta como empezó la serie en 2010, y cuales han sido sus referencias a la hora de iniciar este trabajo. Edgar Morin, en una obra de 1965, «La métamorphose de Plozévet, commune en France», hizo un estudio sobre el paso de un pequeño municipio rural hacia la modernidad. George Pérec es su segunda referencia, con su novela corta » La tentative d’épuisement d’un lieu parisien», observación sistemática de un espacio y sus banales acontecimientos cotidianos .

 

 

Se puede decir que Christophe, a su vez, retrata los efectos de esa modernidad y su crisis, 50 años mas tarde, en un municipio bastante similar. Con la misma mirada lenta y observadora, nos descubre en sus rincones lo que se nos escapa en el ritmo frenético de nuestras vidas, en el cúmulo de imágenes que recibimos sin cesar. Este ultimo volumen está dedicado al espacio particular, esa parcela de nosotros mismos más íntima.

 

 

De  dentro hacia fuera, o lo que hace que podamos decir de un lugar que es nuestro. Habiendo vivido mi infancia en un pequeño municipio rural, aunque de muy distintas características, estas ultimas fotografías me conmueven en su silenciosa y sencilla (pero no simple) apariencia. Intentamos, cada uno en nuestra medida, organizar nuestro pequeño espacio, marcar un linde, aunque este sea efímero o absurdo, cultivar una tierra.

 

 

Ya he dicho en una entrada anterior  que Le Toquin hace de una manera tranquila obra filosófica. La vida es un cúmulo de pequeños detalles que, hilados, cobran sentido. En este décimo volumen está más que nunca presente el hombre, en su empeño  de apropiarse un terreno que nunca será solo suyo, pero en el cual deja para siempre una marca. Que gran trabajo !

 

http://www.katacri.net/christophe/

http://www.katacri.net/#

 

https://gabrielacendoya.wordpress.com/2016/11/02/2-de-noviembre-2016-elements-dune-typologie-de-lurbanisation-contemporaine-dun-village-francais-de-deux-mille-huit-cent-trente-neuf-habitants-volume-9-christophe-le-toquin/

 

16 de febrero 2017.From static oblivion. Ion Grigorescu.

From static oblivion. Ion Grigorescu. Avarie Publishing.

 

Tapa blanda. En sobre plateado. 30×16 cm. Blanco y negro y color. 352 paginas.

Obras y texto, Ion Grigorescu. Texto en rumano e inglés.

Traducción, Nicolae Dumitru, Lidia Vianu.

Concepto y edición, Giuliana Prucca.

Diseño, Vito Raimondi. Papel, Buckram Light White 183 gr, Duo Octav 1, 18 vol, 60 gr. Tipografía, FF Din. Formato a la italiana.

Impresión y encuadernación, Optimal Media GmbH, Röbel/Müritz, Alemania.

1° edición. Tirada 1000. Octubre 2016.

Publicado por Avarie, Artbooks Vuoti A Rendere International Edition. Francia.

 

Avarie nos sigue sorprendiendo con su tercera publicación, dedicada al artista rumano Ion Grigorescu. La editorial apuesta, con valentía y actitud, por las obras exigentes y acompañadas de texto. Reconozco que no conocía al  artista conceptual rumano ( Bucarest, 1945). Este emplea tanto la fotografía como el video , dibujo o performance en su obra.

 

 

Grigorescu empezó a trabajar en la época del régimen comunista, con la dificultad, entonces, de hablar y ahondar sobre el tema del cuerpo. Muchas de sus obras no se pudieron ver hasta muchos años mas tarde.

From static oblivion ( Desde el olvido estático ) nos habla de la imagen y su representación, tal como aparece en la obra de Grigorescu. Del cuerpo dentro de esta imagen, su estatus, su presencia.

 

El libro funciona continuamente en movimiento, como la imagen. En la larga introducción,  este movimiento sigue una espiral, una tensión entre texto y fotografías. La tensión sigue a lo largo del libro, siguiendo la aparición y desaparición del cuerpo, en fragmentos, espejos, recortes, en un entorno familiar, en el mismo espacio del arte y la vida cotidiana. Clandestinidad, sexo, sueños. Aquí el cuerpo y su imagen se vuelven subversivos en su repetición, hasta su desaparición. La ocultación, como una manera de resistir al régimen.

 

 

El libro recorre toda la producción artística de Grigorescu, desde sus dibujos hasta los videos y performance, acompañada de notas del autor, comentarios o simples recuerdos o detalles, como un diario, siguiendo un orden cronológico, pero independientemente de la imagen.

 

 

De esta manera, From static oblivion forma una obra múltiple, obra dentro de la obra de Grigorescu, una voz formando un eco en el espacio entre autor y lector. La lectura es envolvente y compleja, y sin embargo el diseño del libro resulta espectacular. Será una obra a la que podré dedicar muchas lecturas, antes de agotar todas sus posibilidades y su riqueza.

 

 

Despues de Position(s) de Antoine d’Agata, y I do not want to disappear silently into the night, de Katrien de Blauwer, Giuliana Prucca sigue con esta publicación un camino poco transitado en el mundo del fotolibro, una voz singular y ciertamente exigente. Otra manera de resistir, en los momentos que vivimos. En este caso para mi, un gran descubrimiento.

 

«Il n’y a pas de dedans, pas d’esprit, de dehors ou de conscience, rien que le corps tel qu’on le voit, un corps qui ne cesse pas d’être, même quand l’oeil tombe qui le voit. Et ce corps est un fait. Moi». Antonin Artaud.

 

http://www.avarie-publishing.com/#home

http://avarie.tictail.com/product/ion-grigorescu-from-static-oblivion

http://angelsbarcelona.com/en/events/ion-grigorescu-monographic-publication-ion-grigorescu-from-static-oblivion-ed-by-giuliana-prucca-published-by-avarie/201

https://monoskop.org/Ion_Grigorescu

 

 

 

 

 

 

 

12 de diciembre 2016. Skin Memories. Thomas Mailaender.

Skin Memories 2. Thomas Mailaender. RVB Books

 

Tapa blanda, con lomo de cuero, cada libro distinto. En estuche cartón ( Dos cubiertas distintas ). 32×24 cm. 164 paginas, color y blanco y negro.

20 paginas, distinto papel, con micro perforación para recorte.

Fotografías, Thomas Mailaender, y Alexandre Guirkinger ( obras dentro de la fabrica )

Texto, en francés e inglés, Laure Limongi, Luce Lebart ( con fotografías de Bibliothèque interuniversitaire de Santé, Paris ), Léa Chauvel-Lévy.

Proyecto realizado en  Tanneries Roux, en el marco de la residencia artística de Thomas Mailaender con LVMH Métiers d’Art.

1° edición. Tirada?  RVB Books.

 

Ya hemos visto aquí otros trabajos del francés Thomas Mailander ( 1979 ), siempre investigando en la historia de la fotografía y sus soportes. Skin Memories es un trabajo realizado en una  fabrica de curtiduría, una de las ultimas en Francia, que trabaja con firmas de prestigio.

 

 

Mailaender usa la piel como soporte fotográfico, recordándonos que esta ha sido ya utilizada en los primeros días de la fotografía, sirviendo incluso de experimentación para pioneros como el británico Thomas Wedgwood, usando piel de animal encurtida ya a principios del siglo XIX. Mailaender experimenta para eso con varias técnicas, como cianotipia, proceso Van Dyke , o kallitipia, o un proceso «arcaico» según el mismo autor, como el antotipo, basado en plantas, o el «tie and dye», con la ayuda y competencia de los artesanos de Roux.

 

Mailander usa varios tipos de materiales de archivo, jugando, como acostumbra, con una iconografía variada, tanto histórica o relacionada con el trabajo del cuero, como altamente simbólica. Soldados de la primera guerra europea, cuando se desarrolló mucho el trabajo de la empresa Roux, supliendo las necesidades del ejercito, animales varios cuya piel es empleada en lujosos artículos de cuero, anuncios antiguos «pervertidos», collages. Mailaender llega a tratar temas profundos y serios bajo una apariencia humoristica.

 

 

Pero Skin Memories  nos recuerda también el aspecto físico de la piel, su tacto y presencia. Al contrario de las pieles finas, perfectas y sin aspereza que busca la industria de lujo, aquí surgen  surcos, grietas, pelos, superficies. El falso «piel roja» es de piel de vaca imitando al cocodrilo, y los melocotones parecen de piel de melocotón. La piel conserva la memoria del ser vivo que fue, sus estigmas, sus picaduras de insectos como cicatrices. A todo eso Mailaender añade otras capas de significado, otra memoria.

 

 

La piel nunca es anodina. Lleva en ella las huellas profundas de una identidad y una historia. Sirve aquí, como en su origen, de soporte fotográfico para conservar nuestra memoria.  Thomas Mailaender sigue experimentando, (y en este caso esta búsqueda servirá también en la industria del cuero), con técnicas antiguas y artesanales, pero llevando la fotografía por caminos poco o nada recorridos hasta ahora.

 

http://www.thomasmailaender.com

http://www.rvb-books.com/book.php?id_book=139

http://hashtagart.fr/daily/skin-memories-thomas-mailaender-aux-tanneries-roux-avec-lvmh-metiers-dart/